Soy Marta Martín, una mujer que se gusta, se quiere y desea ayudar a otras personas a estar mejor consigo mismas, aunque no siempre fue así.

A lo largo de los años he ido pasando por diferentes etapas que, aunque parecía que no tenían conexión entre sí, me han llevado hasta aquí.

Me formé en secretariado de dirección y durante bastantes años estuve ejerciendo como secretaria del director de una empresa. En esos años aprendí mucho de las personas, de lo que parece por fuera y de lo que es por dentro.

Durante otro periodo de mi vida me dediqué al mundo de los muebles y la decoración. Siempre me ha gustado la belleza y las cosas bonitas y disfrutaba ayudando a los clientes a estar a gusto en sus hogares asesorándoles sobre muebles, materiales, tejidos, texturas y colores.

Cuando fui madre me cambió la vida, mi visión del mundo y mi escala de valores. Tenía mi pareja, mi hijo, mi casa… todo parecía ir bien, pero no era así. Había algo que no funcionaba y aunque por fuera todo parecía estar en orden, por dentro era un desastre. Mi relación de pareja empezó a hacer aguas, mi autoestima cayó en picado, al igual que mi confianza en mí misma y en el mundo que me rodeaba. No lograba encontrar la felicidad ni la ilusión y me sentía sola estando acompañada. 

Fueron momentos difíciles que acabaron en una ruptura de pareja que, aunque fue natural y nada traumática, hizo que mi mundo se viniera abajo. Y como no hay mal que por bien no venga, con esas ruinas empecé a reconstruirme. 

Empecé por conocerme, reconocerme y hacer las paces conmigo misma (no digo que sea fácil, pero es necesario). De ese modo pude aceptarme, quererme e ir recuperando la fuerza, las ganas y la ilusión. Y… ¡sorpresa!… Ahí fui consciente de que cuando cambias tú, empiezan los cambios en tu vida.

Toca empezar de nuevo y asusta, claro que asusta, porque piensas ¿Qué hago yo ahora con mi vida? Pero el miedo empieza a desaparecer cuando descubres todo lo que tienes por delante, el modo en el que empieza a cambiar tu vida y cómo parece que todo empieza a encajar solo.

DETRÁS QUEDA EL PASADO. POR DELANTE QUEDA TU VIDA.

En ese momento empecé a pensar en cómo me gustaría que fuese mi vida, cuáles eran mis prioridades (las mías, no las de otros) y a qué me gustaría dedicarme. Me gustan las personas, me gusta ayudar y sé que los cambios son necesarios para avanzar en la vida. Por eso me formé en Coaching y me dedico a ayudar a otras personas a encontrarse mejor, a avanzar y a que vean la vida y a sí mismas desde otro punto de vista. 

Nunca es tarde para cambiar, para volver a ti mismo. Y nunca se empieza de cero. Tenemos mucho valioso dentro de nosotros, solo hay que sacarlo y hacer que brille.